sábado, 14 de febrero de 2009

Moreno y las buenas formas

El boletín digital que recientemente ha exhibido el mandamiento: "prohibido mentir", ha publicado una vez más, una zoncera de Susana Viau.

El intento de competir con el página no ha dado los frutos esperados, y se avecina un desplazamiento hacia la reserva del ser-amarillo, galardón del fontevecchia team (color a tono con las prendas del pro).

No obstante, y siempre en línea con el enunciado del excelentísimo Dr. Pierre de no querer un solo despido, los pasantes del Crítica pueden respirar tranquilos sobre la continuidad de su diario.

Mas, para no perder el punto de este señalamiento, queremos concitar a nuestra republicana amiga de las buenas formas, Susana Viau, quien hace unos días publicó en la contratapa la siguiente nota de nombre Calígula, con la cual empezaremos su lectura:

"Olivos es la residencia de los presidentes argentinos... su mantenimiento se paga con los impuestos de los ciudadanos y dentro de ella tanto la Jefe del Estado como su familia pueden hacer lo que les venga en gana, siempre y cuando se trate de cuestiones efectivamente privadas... del mismo modo, tampoco es el lugar apropiado para que el marido de Cristina Fernández desarrolle las tareas partidarias que le corresponden por su condición de titular del PJ. Y eso que parece tan trivial como la noción de decoro tiene una única, sencilla razón: la sufragan todos los argentinos, sean o no peronistas".
[...]
"Sin embargo, Néstor Kirchner no se priva y la ha convertido en su cuartel general, en una unidad básica de lujo: recibe intendentes, gobernadores, ministros, y planifica junto a ellos y desde allí la estrategia de su campaña electoral. Lo hace en paralelo con las conferencias de prensa de su mujer o en su ausencia, porque ella, está visto, apenas ostenta la representación de un poder depositado en otra parte. Quizá la idea de la República haya quedado olvidada en un baúl de trastos viejos junto al “Decreto de Supresión de Honores” en el que Mariano Moreno fijó la conducta austera que deben asumir los gobernantes y estableció que sus parejas no son beneficiarias de ninguno de los escasos privilegios conferidos al cargo".


Está visto que ya hemos superado la etapa de doble comando, la naturaleza visible muestra a Pierre como el Cerebro, mientras Pinky, la presidenta del mundo argento, da conferencias pa la gilada. Este tema, denostar zonzamente a Cris y pedirle a Pierre que sólo cuide las plantas (a Cris ya la había mandado a cocinar), para ser sinceros ya no nos afecta, pero que osadamente arrastre el apellido Moreno al rincón del progresismo blanco, nos sensibiliza particularmente, ¿acaso Viau osa congelar tal patronímico en el cajón de los bienpensantes que confunden la parte por el todo y se preocupan sólo por la escena que gratifica al costado zonzo de los chaquers?



Por suerte en la biblioteca del Lacanocookismo conservamos una copia del Plan Revolucionario de Operaciones de Mariano Moreno, el Robes-Pierre de América, quién célebremente dijera "yo me voy pero la cola que dejo será larga". Hoy, el LCK reconoce que esa estela recubre a su homónimo, también Napia y a Pierre, ya que don Mariano quiso ser el Robes-Pierre nacional.


Citamos algunas frases de este verdadero, y por sobre todas las cosas, inspirador de los republicletos y amantes de las buenas formas, manual de conducción política:


“En toda revolución hay tres clases de individuos: la primera, los adictos al sistema que se defienden; la segunda, los enemigos declarados y conocidos; la tercera, los silenciosos espectadores, que manteniendo una neutralidad, son realmente los verdaderos egoístas”
[...]
“A todos los verdaderos patriotas, cuya conducta sea satisfactoria, y tengan dado de ella pruebas relevantes, si en algo delinquiesen, que no sea concerniente al sistema, débese siempre tener con éstos una consideración, extremada bondad: en una palabra, en tiempo de revolución, ningún otro debe castigarse, sino el de incidencia y rebelión contra los sagrados derechos de la causa que se establece; y todo lo demás debe disimularse.”
[...]
“La más mera sospecha denunciada por un patriota contra cualquier individuo de los que presentan un carácter enemigo, debe ser oída y aun debe dársele alguna satisfacción, suponiendo que sea totalmente infundada, por sólo un celo patriótico mal entendido, ya desterrándolo por algún tiempo, más o menos lejos del pueblo donde resida, o apropiándole otra pena, según la entidad del caso, por un sinnúmero de razones que omito, pero una de ellas es para que el denunciante no enerve el celo de su comisión, vea que se tiene confianza, y se forma concepto de su persona.”
[...]
“La semana que haya de darse al público alguna noticia adversa, ordenar que el número de Gacetas que hayan de imprimirse, sea muy escaso.”



Queremos con estos fragmentos colaborar con el propósito de saciar el sediento espíritu republicano de Susi Viau, quien se la ve algunas veces perdida, casi mística, rayando la lucidez de las revelaciones, abriendo el claro del ser -como dicen los heideggerianos-, y ahora sí, rematando la nota cual si fuera un viejo augur de la antigua Roma, con fastuosas analogías e infaustos vaticinios, intentando descifrar el enigmático canto y vuelo con el que se eleva raudo y valiente el pingüino patagónico: nuestro excelentísimo Dr. Pierre.


Por eso se aventura a concluir:


"Si fuera dado a la lectura, Kirchner debería repasar De la cólera, el libro donde Séneca describe los caprichos y extravíos del hombre de “torcidos ojos”, “piernas flacas” y “mala hechura de pies” que dilapidó el apoyo con que, en un principio, lo había premiado la plebe, entre otras cosas por suprimir los procesos de lesa majestad.
Cayo César, el emperador que, a despecho del hambre que generaría con la medida, confiscó barcos de cereales para usarlos como pontones y atravesarlos a caballo, que dilapidó en obras públicas suntuarias las arcas del imperio y tomó decisiones locas para recomponerlas, el que para rehacer la autoridad del príncipe desdibujó el Senado y obligó a los senadores a esperarlo largas horas y a correr detrás de su carruaje, el que basureó a los enemigos y humilló a los amigos, como a las legiones de las Galias a las que, luego de la batalla, puso a recoger conchillas en la orilla del mar. [...] El mismo que, según sus contemporáneos, en medio del desvarío, mendigaba por las calles, llevaba de manera personal las cuentas del prostíbulo instalado en el palacio y gustaba caminar descalzo sobre montañas de monedas de oro para sentir el placer físico de la riqueza. Los despechados, que eran muchos, centuriones y senadores, conspiraron, y Casio Quereas, el custodio, el jefe de la guardia imperial, harto y lleno de resentimiento, quiso que su brazo y su puñal asumieran el asesinato a modo de oscuro acto de justicia. Ciertos cronistas de la época sostienen que Cayo César, o Calígula, estaba enfermo de adiatrepsia, un mal que él consideraba virtud y le permitía llevar a cabo “el más salvaje de los deseos” sin reparar en consecuencias. Es una hipótesis generosa. Por supuesto que son historias viejas, irrepetibles, agrisadas por el polvo de los siglos, viciadas de amor y de odio. A qué traerlas a cuento, entonces, si casi no importan, si al fin y al cabo Kirchner no es Calígula ni Santa Cruz es Roma."

4 comentarios:

AGUANTEJAURETCHE dijo...

Compañeros divaneros:
La Susy Viau, tan homónima de la Sarlotti, en una nota anterior a la que Ustedes citan, donde mandaba a cocinar a Cris, se le ocurrió cuestionar la expresión rioplatense "timba" que Nuestra Presi había utilizado en un discurso en Uruguay refiriéndose a la soja y sus connotaciones financieras.
Pues bien la Susy 2 se mandó una perorata diciendo que en realidad "timba" era un término castizo, que en no sé qué lugar de España se utiliza muchísimo, que patatín que patatán, con lo cual podríamos colegir que nuestros grandes poetas del tango no escribían en argentino mezclado con lunfardo, sino en castizo, habida cuenta de la profusa utilización de dicha palabra.
Y lo más curioso -y digno de calificar de una soberana hijaputez- es que a lo largo de su opúsculo la Susy 2 le recomendó a Cris que "cojiera" diccionarios para desasnarse.
Mencionó el verbo cojer varias veces, lo cual -y sin ánimo de invadir vuestra profesión- me llevó a deducir que para la Susy 2 cojer debe ser algo más que una obsesión, ya que evidentemente cojer, lo que se dice cojer, sólo lo puede hacer con los mataburros.

El anónimo dijo...

La Susy Sarlotti, en busqueda del objeto de deseo, anhela estar en una fiesta de Caligula, para que alguien la atraviese tal como el simbolo de sujeto deseante lacaniano, pero no lo logra, entonces derrapa toda su furia plumistica al no obtener un buen falo que la satisfaga. En pocas palabras necesita una pija.

aquiles m. dijo...

Calígula tenía un placer muy peculiar.
Gustaba de caminar sobre montañas de monedas de oro, porque le gustaba sentir el placer físico del dinero-poder.
"calígula" era un diminutivo, que significaba "botita".
No es mucho citar a Mariano Moreno para asumir la defensa de alguien que compró tierras fiscales en El Calafate por 120 mil dólares, para luego venderlas en 2 millones cuatrocientos mil dolares al grupo chileno CENCOSUD, dueño de JUMBO ???.
Cuando los antiguos juglares (mester de juglaría)caminaban los pueblos, y contaban sus historias, todos lo disfrutaban, y nadie conocía su veracidad. Ni se preguntaban.
Calígula era un personaje siniestro...

Anónimo dijo...

Y entró una tercera delegación de gente muy modosa, tranquila y decidida, cantando una especie de himno en latín, y con rosarios y crucifijos en las manos.

— ¿Hay procesión? — dijo Sancho.

— Señor, son los Católicos de la Ínsula que vienen a ponerse a sus órdenes.

— ¿Tan pocos católicos hay en mi Ínsula?

— No somos tan pocos. ¿Y las otras dos delegaciones?

— Yo creía que casi todos eran católicos en mi Ínsula.

— De nombre lo eran todos — dijo el avispado muchachón que dirigía—; y con el nombre mercaban y granjeaban algunos falsos; de corazón hemos quedado nosotros.

— ¿Y mi amigo el Doctor Pedro Recio, que yo busco infructuosamente entre los nobles?

— Hace mucho que se pasó, señor, a los enemigos.

— ¿Y el Bachiller Carrasco, que debía estar entre los sabios?

Todos los delegados callaron tristemente.

— ¿Y el Capellán? — prorrumpió de golpe Sancho, levantándose templón y desesperado y alzando las manos al cielo—. ¿Y el Capellán, Santo Dios, que debería estar entre vosotros?

Los Católicos se miraron entre ellos y al fin dijo uno de ellos titubeando:

— Estaba con nosotros ahora mismo. Cuando entramos en el castillo y el cerco enemigo se cerró del todo nadie lo ha vuelto a ver de nuevo.

Sonrió tristemente Sancho y meneó la cabeza murmurando no sé qué refrán o dístico; mas de repente se puso y preguntó ansioso:

— ¿Y la descomunión? ¿No existía la descomunión?

— Existía pero no se usaba. Todos tenían el derecho de llamarse católicos y bastaba reclinarse contra una barandilla para que los sacerdotes les diesen la hostia, aunque sea a un criminal y a un loco.

— ¿Pero no se conocían por las obras?

— Señor, bastaba hacer un dinner danzante en honor de los leprosos y un bridge de caridad por las provincias pobres para ser católica distinguida; bastaba hacer un discurso en el tercer Centenario de la Compañía de Jesús para ser archicatólico y Ministro de Educación.

— Entonces —dijo Sancho con animación— se ve que no había jerarcas prácticos.

— Todos los jerarcas eran prácticos —dijo el joven adalid—, grandes truchimanes en juntar plata, llevar libros, hacer altares y aplicar el derecho canónico al prójimo. Los que faltaban eran gobernantes teóricos.

— ¿Gobernantes teóricos?

— Sí, señor, gobernantes teólogos.

— Pero yo creía que los hombres inteligentes no servían para gobernar.

— Esa voz hacen correr los mediocres engreídos, cuando les entra la angurria del mando. Al revés, sólo al inteligente le toca regir. El que no sabe es como el que no ve — dijo el joven.